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https://vimeo.com/111242723 |
“La ciudad del dragón alzando el vuelo”. Esta película fue filmada, realizada y producida por César Maldonado con motivo de nuestra participación en las ceremonias de inauguración y clausura de los SEA Games (Juegos del Sudeste Asiático) en el año 2003. Fue galardonada con el Premio a la Mejor Película por votación popular de los asistentes al Festival del Yelmo 2004.
Armand Rubiella, capitán del equipo de pilotos monoplaza que tenían como finalidad entrar en el estadio de Hanoi de noche, había prohibido la filmación aérea durante los ensayos y el show para evitar distracciones en el aire. Afortunadamente, a veces las personas nos saltamos las normas! César lo hizo y gracias a él ahora tenemos este precioso recuerdo.
18 paramotores en el aire, 7 de ellos pilotos de caza vietnamitas acostumbrados a despegar en Mig 27 pero con una pobre experiencia de sólo tres meses volando en paramotor. El grupo tenía que llevar a buen puerto la parte más espectacular de la ceremonia de apertura de los SEA Games 2003. El reto consistía en conseguir que simultáneamente a la entrada de cada selección en el estadio, debía aparecer un paramotor con la bandera de ese país. Atletas y paramotor, ambos con su bandera correspondiente, entraban a la vez, en el momento exacto, y cada minuto un país distinto. Los errores no estaban contemplados, en caso de que una sola bandera no estuviese sobre la selección correcta, podíamos hundir a los organizadores en un desastre diplomático tremendo…
Para evitar que por una parada de motor alguna bandera no entrara, se doblaron los paramotores, de manera que cada país tenía dos banderas volando en dos paramotores, con un piloto principal y un piloto reserva que volaba al lado para poder paliar cualquier incidente que tuviera el primero.
Una tensión inimaginable rodeaba a los pilotos de Paraddax el día del show, cuando a un par de horas del inicio el viento subía, y subía… Personalmente no olvidaré jamás el beso apasionado que Julien, gerente de Paraddax, me dio en la boca (jajaja), diez segundos antes de mi despegue, pidiéndome que, por Dios, despegara y ordenara el inicio del show. Mientras, detrás de mi vela esperaban los 17 pilotos del equipo tras tres meses brutales de preparativos para conseguir hacer realidad ese momento.
La auténtica aventura había empezado para Paraddax el día que los organizadores informaron de que, para realizar este show, querían que hubiera pilotos vietnamitas en el aire. Nino Muelas como instructor, con la ayuda de Leandro Corradini como traductor inglés-español, hizo una selección entre más de 50 militares, la mayoría pilotos de caza del ejército vietnamita, y después de 3 meses de duro trabajo en Hanoi consiguió formar a 7 pilotos aptos para el espectáculo.
No os perdáis el despegue de Nino con el biplaza y el Flyman (un especialista que cuelga a 5 metros bajo sus pies), es una de las muestras de dominio de la vela y el motor más espectaculares que personalmente he visto nunca. Tampoco os perdáis las caras de preocupación en el aula, ante la pizarra, intentando hacer comprender a los vietnamitas el recorrido, tan simple pero a la vez tan complejo para un piloto con sólo tres meses de experiencia en paramotor.
Podréis ver también unas imágenes de una belleza espectacular, del irrepetible vuelo furtivo que realizamos Nacho, César, Ramón y yo mismo, tras alquilar una furgoneta, cargar 4 equipos y alejarnos hacia el norte de Hanoi. Un golpe de la furgoneta con un bache descomunal de la carretera fue la señal para decidir el lugar de nuestro despegue. El azar nos había llevado a un arrozal seco con un viento divino para el despegue. Ese mismo azar quiso que a menos de 200 metros, tras la siguiente curva de la carretera, se ubicara un cuartel militar cuyos residentes nos esperaban al aterrizar y que, tras informarnos de la gentileza de no habernos disparado, nos hicieron pasar la tarde con ellos hasta que se aclaró nuestra procedencia y nuestras intenciones. Imposible olvidar a Ramón con su diccionario inglés-vietnamita, intentando hacer comprender a nuestros anfitriones que al día siguiente teníamos una cita con el Primer Ministro de Vietnam en el estadio de Hanoi, y que se enfadaría si no nos dejaban acudir…
Yo diría que esta película es un resumidísimo tráiler de lo que fue nuestro trabajo en Hanoi, y un homenaje a un equipo de voladores entregados a la causa de realizar cosas nuevas, combinando la pasión y el talento para conseguir que las ideas imposibles se hagan realidad.
Gracias César por tu talento y por tu audacia para saltarte algunas normas, de no haberlo hecho hoy no disfrutaríamos de esta película!
Armand Rubiella